Venezuela está en estado de emergencia

Las lluvias  pudieran ser  un síntoma de relajación, sin embargo para otros   también son la sentencia de muerte  en el instante que ocurren los deslaves.

 Siempre en  periodo de lluvia suelen suceder acontecimientos inesperados y que, si bien traen  consigo numerosas inundaciones, daños considerables, pérdidas materiales, humanas y contingencias las mismas son recurrentes y suelen tomar por sorpresa a nuestros ciudadanos y autoridades encargadas.

  Las precipitaciones siempre han sido la causa de muchas catástrofes en nuestro país, la más recordada ha sido la del estado Vargas en el año 1999.  En la actualidad, el país continúa de mal en peor y no se encuentra método alguno que nos aleje del desastre.

En Vargas en esa oportunidad no hubo mayor esfuerzo por brindar techo a los damnificados y hoy en día se unen más y más personas con viviendas en mal estado y que son afectados por los cambios climáticos. Por ello cada ranchito, casita y estructura habitacional construida de forma desordenada, invadiendo  sin previsión  ni responsabilidad, genera un caos mayor. Pero éstas son las consecuencia de la escasez de vivienda digna y el desorden habitacional y poblacional que tenemos. 

Es cierto que la responsabilidad no es sólo del gobierno, por que  muchos de nuestros ciudadanos siguen empeñados en levantar viviendas en lugares no aptos para ello,  sin estudios de suelos ni condiciones  idóneas para construir.

Debemos  tomar conciencia, educarnos  y transmitir  de forma oportuna las consecuencias tristes y lamentables de esta desorganización  en las ciudades.

La solución debe  venir de los organismos competentes. Ellos deben encargarse de estructurar y realizar los estudios necesarios y hacer cumplir las ordenanzas y las leyes establecidas para poder vivir de forma organizada e idónea dentro de las ciudades. Pero nosotros los ciudadanos debemos asumir y  razonar que el desorden genera caos a todos por igual.